La cultura no tiene precio

Anoche celebramos en la sede del PSOE de Roquetas una charla-homenaje a la figura de Gabriel García Márquez, una actividad propuesta y convocada por Manolo Cano, nuestro secretario de cultura de la ejecutiva socialista roquetera.

Me alegró ver la acogida que tuvo esta jornada convocada, ya que numerosos compañeros nos reunimos para hablar de algo tan importante como es la cultura, con el objetivo inicial de recordar la extensa obra del célebre escritor que recientemente ha fallecido.

La cultura en una democracia es esencial. Solo desde una sociedad formada y que se respete a sí misma se puede conseguir una libertad efectiva para todos. No puede existir igualdad sin libertad, y el conocimiento es el mejor instrumento que tenemos los españoles para progresar en nuestro presente de cara a edificar un futuro mejor para nosotros mismos y para todos en general.

Por eso la derecha ha intentado herir de muerte a la cultura con la subida del IVA en un marco de crisis económica que dejaba aún más lejos del alcance de muchos españoles el ir al cine o a ver una obra de teatro. La cultura en España, con el PP, se ha convertido en un lujo social.

Claro que existían alternativas para no subir el IVA CULTURAL. De hecho, mientras en España es del 21% el IVA aplicado, nos encontramos con el 10% de Francia e Italia, o el 7% de Alemania. El sector cultural supone el 3,5% del PIB (unos 35 mil millones de euros anuales), por encima de sectores como la agricultura o las telecomunicaciones.

Casualmente el gobierno solo rebajó el IVA aplicado a la compra de las obras de arte: lo bajaron al 10%. ¿Qué sucede ahora? Que en vísperas de elecciones generales (el año que viene) Montoro ha “dejado caer” que el IVA cultural volverá “paso a paso” a su estado anterior, aunque está por ver qué fórmula aplicará el PP y si conlleva algún tipo de trampa de por medio.

Desde el partido socialista entendemos que nuestro lugar es estar siempre al lado de la cultura, no por lo que supone cuantitativamente, que también, sino por lo que aporta cualitativamente a una sociedad. Es verdad que la cultura no tiene precio, y por eso mismo hemos de luchar para que el coste monetario del ciudadano sea el menor posible para incentivar su consumo.